Desde el pasado jueves 12 de julio se había advertido que la tormenta solar podría provocar problemas en el tráfico aéreo, los satélites, los sistemas de navegación (GPS) y el flujo eléctrico, sobre todo en los países escandinavos y en el norte de Alemania. Pero por el momento aún no se han registrado estos efectos graves.
Hasta ahora sólo se han reportado unas pocas interferencias en las radiocomunicaciones en vuelos sobre los polos.
En el norte de Europa se esperaba que se vieran auroras boreales, fenómenos que ya fueron observadas en algunas regiones de Siberia, y que la tormenta solar tuviera una intensidad de G3 en una escala de G1 (débil) a G5 (intensa).
Sin embargo, la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera (NOAA) de Estados Unidos, NOAA. Si bien el sol registra un aumento de su actividad, las erupciones de meses anteriores no han sobrepasado los temores. Para mayo de 2013 se pronostica la mayor actividad, cuando desde las capas más externas del sol se emitan al espacio grandes nubes de gases.
Las predicciones de tormentas solares han mejorado en los últimos años al mismo tiempo que se han reducido los daños en los satélites.