Domingo, 30 Septiembre 2012

Por las calles de Baigorria

Sólo 10 arterias de la ciudad llevan nombres de personajes históricos. En éste informe, quiénes fueron y los por qué de los nombramientos de caminos, avenidas, cortadas y boulevares

 

Por Hugo Cravero – Como un calco triste de realidad, nuestra ciudad sólo tiene 10 calles identificada por personas que han marcado el rumbo pueblerino. Pocos para una comunidad cargada de historias populares y de personajes queridos que han hecho al pueblo con sus manos, a pesar de los pesares.


En la búsqueda irrenunciable de nuestras huellas quisimos saber más sobre estos nombres y ponerles vida.
Juan Orsetti, Lisandro Paganini, Carmelo De Ninis, Carlos Sylvestre Begnis, Vicente Secco, Andrés Vietty, Don Perico, Héctor Galice, José Horacio Montí y Humberto Luís Sdrigotti; son las calles. A continuación un breve tramo de su paso por éste arrabal del universo.

Lisandro Paganini, el fundador serial


La calle que lleva el nombre del fundador de la ciudad transita barrio Paraíso de este a oeste. Limita en sus paralelas con Urquiza y Castellanos. Se inicia desde la Ruta 11 (Avenida San Martín) hasta las barrancas del Río Paraná topándose con Yapeyú. Con antelación se había denominado como Granadero Baigorria, pero en 1960 se la re nombró Paganini.


Lisandro fue, como ya anticipamos, el creador de la traza del pueblo que hasta 1950 llevara su nombre. Nacido el 28 de junio de 1837 en Buenos Aires, hijo de emigrantes italianos de la región de Lombardía de una buena condición económica y familiar directo del eximio violinista Nicolás Paganini. De muy joven se vio motivado por su participación social y política, es por eso que a los 20 años de edad inauguró un periódico llamado “Museo literario”. Fue el tercer escribano graduado de la naciente ciudad de Rosario.


Su vinculación con el mundo político lo llevó a tomar posturas ante la revolución de 1880 y hasta formar parte de las tropas del presidente Nicolás Avellaneda y su ministro de guerra Julio Argentino Roca enfrentado con el gobernador bonaerense Carlos Tejedor. En ese año participó junto a su hijo Carlos de las batallas Barracas y Corrales, decisivas para el triunfo de la poderosa Liga de Gobernadores y que llevó a Roca a la presidencia ya sin oposición alguna, luego del genocidio cometido a los pueblo originarios en la mal conocida “Campaña del desierto”.


La correcta ubicación histórica de Paganini ante los conflictos políticos lo catapultó como un astuto arrendatario de tierras a colonos deseosos de progresos llegados de la vieja Europa. Los contactos anteriores, más los nuevos le abrió otra oportunidad ambiciosa y millonaria. La fundación de pueblos en las extensas y despobladas comarcas santafesinas. Allí comenzó la compra de hectáreas de campos para crear ciudades. En 1881 fundó Pueblo Gaboto y Barrancas.


En 1884 adquirió las parcelas de tierras que hoy ocupan los barrios Centro y San Miguel, con la clara intensión de poblarlo de arrendatarios y darle forma de pueblo, sabiendo que, a su vez, por esos lugares iban a pasar las vías férreas del actual ferrocarril Mitre. Luego de varios “bochazos” del gobierno provincial en la aceptación de los planos para conformar el poblado el 11 de abril de 1889, Lisandro Paganini lograba el sueño del pueblo que llevaría su apellido por 60 años, luego que el gobernador José Gálvez firmara el decretado autorizando la traza.


Un dato para tener en cuenta de Paganini es que su hermana, Virginia, se casó con Lisandro de la Torre (padre) dando a luz a tres hijos, entre ellos a Nicolás Lisandro De la Torre, político santafesino destacado, creador de la Liga del Sur y del Partido Demócrata Progresista.

Juan Orsetti, el arrendatario de Don Lisandro


Esta calle que lleva el nombre del primer poblador de estas tierras atraviesa de este a oeste tres barrios, Centro, San Miguel y Nuestra Señora de la Paz; extendiéndose hasta la zona rural llegando al límite con Ibarlucea. La huella fue un camino público sin nomenclatura hasta 1961 cuando Juan Clodomiro “Piruqui” Acosta, jefe comunal de entonces, decretó llamarla Juan Orsetti.


El inmigrante de Casale Monferrato, región de Piamonte Italia, es considerado el primer poblador porque desde 1885 comenzó arrendarle tierras a Paganini para la siembra de alfalfa para vender a las compañías de tramway de Rosario que eran arrastrados por caballos.


Además Juan Orsetti tiene un puesto para el descanso de transportes que transitaban el camino a San Lorenzo, actual Ruta 11, en la vieja casona hecha de adobe, aun en pie, detrás del bar Hortal de San Martín y Moreno.


Pero Orsetti tenía otro gran negocio que lo hizo escalar económicamente. Como un verdadero adelantado en estas pampas sub alquilaba las tierras que él arrendaba a Paganini a otros colonos. Era una costumbre por entonces cuando los pueblos estaban aun en formación. Sin ánimo de error este tipo de trato tenía la definición para Lisandro Paganini como ‘Colonizador - administrador’ y para Juan Orsetti como ‘Colonizador – arrendatario’.


Hay dos hechos que se destacan en la personalidad de aquel italiano visionario que están relacionadas entre sí. Uno fue la creación del cementerio El Redentor, por pedido de las autoridades provinciales, cuando a finales de la década del 90 del siglo XIX azotó en Rosario la peste amarilla y el cólera trayendo con ellas una terrible mortandad. Para poder dar sepultura a las víctimas de las epidemias se le pidió a Orsetti que buscara un lugar para hacerlo. Fue allí que el poblador habilitó fosas comunes en lo que sería la necrópolis de nuestra ciudad.


El otro suceso fue la gestación de la escuela 127. Juan Orsetti junto a otros colonos comenzaron a pagarle a Mario Cutruneo, un maestro particular, para dar educación básica a sus hijos. Poco a poco las hectáreas de tierras vírgenes de Paganini iban tomando forma de pueblo. Para 1890 fue el mismo Orsetti quien empezó los trámites ante el gobierno santafesino para la habilitación de la primera escuela del poblado. Recién en junio de 1893 el gobernador Gálvez nombró a los profesores para la creación de la Escuela Elemental Mixta Nº 16, hoy Escuela 127 Presbítero Manuel Alberti.


Ahora uniendo los dos sucesos podríamos decir que Orsetti tenía ‘demasiada chapa’ para exigir la creación de la primigenia escuela de la ciudad, mucho más después de cumplida la misión de sepulturero.


Según relató a éste comunicador Raúl Zavattero, historiador local, Juan Orsetti, que aventuramos llamarlo Giovanni como buen italiano, murió a los 44 años de edad luego de un accidente un tanto extraño al caer de un tren en movimiento. “A principio de 1900 había dos formaciones de trenes que salían a la mañana en forma simultánea. Una iba a Rosario y la otra a la ciudad de Gálvez” contó Zavattero y agregó que “Juan Orsetti se subió a la máquina que iba a Gálvez en vez de la que iba a Rosario y se dio cuenta cuando la locomotora inicio su recorrido hacia el norte. Fue entonces cuando Orsetti decidió arrojarse del tren en movimiento para correr a tomar el otro que tenía destino a Rosario. Lamentablemente cayó mal causándole la muerte de inmediato”.

Héctor Galice, el boticario solidario


Esta cortada se llamó Paraná hasta 1998 cuando Raúl Zavattero siendo concejal modificó su nombre por el de Don Héctor que supo atender en la Farmacia de su cuñado Rodolfo Ripoll. Su trayecto es de sólo dos cuadras y circula de norte a sur. Limita con Rosario y Sarmiento en Barrio Paraíso y sus paralelas son Salta y el camino de barrancas llamado Yapeyú. Se ubica en un lugar muy bello de la ciudad cercano al río y rodeado del verde litoraleño.


Don Héctor Galice fue por su parte, un ser justo e inmensamente solidario. Entre las décadas del 50’ y 60‘ la ciudad no tenía un médico estable, por eso muy normal que pacientes se acercaran a la Farmacia de Rippoll para pedir los consejos de Don Héctor. El hombre bueno había intentado ser doctor en medicina pero no lo había logrado, pero eso no limitaba la consulta de padres temorosos por la salud de sus hijos.


El boticario era un extraordinario médico sin diploma. Así lo recuerdan los que aun tienen de él la sonrisa franca y su mano extendida. “Muchas veces fueron las ocasiones que Don Héctor paga las medicaciones de niños enfermos y que sus padres no podían abonar”, recuerda Zavattero. “Siempre estaba ahí, justo y solidario”, agregó.

Vicente Secco, el que se creó su propia cortadita


La callecita que no llega medir unos 80 metros está en San Miguel. Son sus extremos Curupaity y Vicente López, y sus laterales Ituzaingo y Liniers. Corre de norte a sur.


Constatino Secco, uno de los primeros llegados del norte itálico a este paraje, rentó unas parcelas a Orsetti. Tuvo 7 hijos en el nuevo pueblo creado a la vera del Paraná. Varios de ellos se destacaron en la vida social de Paganini, llegando a ser ciudadanos ilustres, respetados y queridos. Pero dos hijos de Constantino latieron al ritmo del pueblo inmigrante. Uno fue Juan que de manera visionaria instaló el primer taller mecánico para autos de la ciudad. Su mirada de progreso lo hizo montar un emprendimiento tal, que hoy Industrias Juan F. Secco traspasaron las fronteras de Granadero Baigorria.
Por su parte Vicente tuvo una vinculación a los emprendimientos de su hermano Juan, pero se dedicó más a la venta y renta de lotes a lo largo del condado rural.


Como detalle no menor, los hermanos Secco militaban en el poderoso Partido Demócrata Progresista llegando varias veces a la jefatura de la comisión de fomento. Juan de 1938 al 39, de 1942 al 46 y del 48 al 52; y Vicente de 1940 al 41.
Volviendo al tema de la cortada Secco, Vicente había comprado un extenso lote en lo que hoy es barrio San Miguel y decidió abrir una callecita donde no lo indicaban los planos. No se sabe bien por qué, tal vez para aprovechar mejor los terrenos a lotearse a futuro, pero el hombre perteneciente a un linaje fuerte en los años 40 en el pueblo, abrió camino donde no había y le puso su nombre, para que no quedara duda de su decisión.

Andrés Vietti, un casi desconocido ilustre


La avenida Andrés Vietti supo llamarse Los Álamos. Emplazada en barrios Los Naranjos, la arteria es conocida porque por ella se llega a la Ciudad Deportiva de Rosario Central. Recorre de este a oeste la barriada, naciendo en la Ruta 11 hasta el río. Hacia el sur su paralela es Los Aromos.


Andrés Vietti es el menos conocidos de los que llevan su nombre en una calle de la ciudad. Se sabe que era un hombre de mediana representación que formó parte de la primera comisión de fomento que se creara por disposición del gobierno provincial el 2 de enero de 1917, dando forma legal a la constitución de Paganini como pueblo independiente a Alberdi y Rosario. la comisión fue presidida por dos años por Indalecio Orsetti, hijo de Juan. Junto a Indalecio estaban Segundo Persegani y Andrés Vietti como vocal. Según relatan las actas de conformación de la comisión de fomento, Vietti fue “a sus vez nombrado ad honorem secretario de la comuna”.


El hombre se lo puede recordar como uno de los pocos instruidos en el pueblo para redactar actas y escritos. Se calcula que muchos de los archivos escritos a mano que aún se conservan en el municipio fueron realizados por Andrés.
Siempre en una segunda línea, Vietti se lo reconoce como uno de los impulsores de la construcción de la iglesia San Pedro en la década del 30 y en 1939 formó parte de los organizadores del festejo por los 50 años de la conformación del pueblo.
Pero la determinación de renombrar la calle queda en una nebulosa. A finales de los 60 José Horacio Monti era jefe comunal de Baigorria. Dicen algunos rumores latentes en la memoria popular que la intendencia de Monti tenía una buena llegada al gobierno provincial y por entonces un ministro era homónimo a éste Andrés Vietti. Las ‘malas lenguas’ aun comentan que no fue una decisión apelando a la memoria colectiva para re bautizar la avenida, sino para congratularse con el funcionario y devolver de manera ‘cholula’ parte de lo dado a la ciudad.

José Horacio Monti y Humbeto Luís Sdrigotti, dos intendentes en Los Robles


Estos dos pasajes que se ubican en el ex barrio Manichú eran, hasta hace algo menos de 10 años, las llamadas calles 1 y 2. Fueron los últimos caminos re nombrados por ordenanza municipal, cuando Alfredo Secondo se hizo cargo del ejecutivo tras la repentina muerte de Humberto Sdrigotti en 2003. De manera rápida se modificaron los nombres de las arterias. Y para no tener problemas políticos se re apodaron como Humberto Sdrigotti (ex calle 1) y José Horacio Monti (ex calle 2).
Humberto Sdrigotti fue el último caudillo político de Baigorria. Peronista desde muchacho, Humberto no tuvo una destacada militancia hasta vuelta la democracia en 1983 cuando se enfrentó en internas con Néstor García Vera para la intendencia local. Es de recordar que luego de perder ante García Vera, Sdrigotti se convirtió en un referente del Partido Justicialista, ganando las elecciones generales de 1987, tras derrotar a Monti.


Luego fue el mandamás de la ciudad. Gobernó hasta 1995 por dos períodos seguidos transformando a Baigorria en obras y crecimiento. Relacionado con la derecha peronista que azoló en los años 90 neoliberales, privatizó para él y sus familiares el Cementerio El Redentor, como también servicios públicos. Con mayoría absoluta en el concejo hacía y deshacía, hasta que en 1994 quiso imponer una mega obra de cloacas golpeando fuertemente el bolsillo de los vecinos. Con una población que aun bancaba el desastre del ‘menemismo’, pero que padecía el desempleo y la desindustrialización, Humberto no leyó correctamente la realidad. Esa obra de cloacas produjo marchas y asambleas populares a lo largo de la ciudad. En las elecciones de 1995 su eterno adversario, Alfredo Secondo, le ganaría por sólo 11 votos la intendencia.


El ‘Gringo’, como afectivamente le decían, volvió a la comuna en 1999 cuando él derrotara esta vez a Secondo, pero en agosto de 2003 cuando se disponía ganar las elecciones para asumir su cuarto mandato, murió de una afección cardíaca que arrastraba hacía años.

 

José Horacio Monti fue jefe comunal e intendente de la ciudad. Radical desde siempre se destacó en el pueblo por ser el capataz de la quinta de Ángelo La Calamita que daba mucho trabajo en la década del 50’ en sus viñedos. Jovial, amigo de sus amigos, en 1965 se aventuró a la política ganando las elecciones junto a la Unión Cívica Radical del Pueblo que lideraba Arturo Illia. Su primer mandato se mantuvo más allá del golpe de estado que sufriera el presidente radical, estando en el poder hasta 1973.


Cuando regresó la democracia, Monti volvió al municipio como intendente ganando las elecciones de la mano de Raúl Alfonsín. Gobernó con el peso ser el intendente que formó el primer concejo municipal, porque Baigorria había sido nombrada ciudad en noviembre de 1975, pero el golpe de estado asesino de la Junta Militar impidió el desarrollo de las elecciones en 1976 para conformar el cuerpo legislativo local.


Tras perder las elecciones de 1987, Monti se dedicó más a su emprendimiento particular junto a Adelio Favaretto en una gran casa de materiales para la construcción. La ascendente figura de Alfredo Secondo, que lo acompañó en todos sus mandatos como secretario de gobierno, dentro del radicalismo minimizó aun más a Monti que abandonó prácticamente la política en los 90. Falleció en 1999 cuando Secondo era intendente.

Cortada Don Perico, la naturaleza en 50 metros


Es el camino más pequeño de todos los que llevan nombres de ciudadanos locales. Se sitúa lateral a la bajada Estrada en barrio Paraíso entre calle Salta y Yapeyú.


La callecita lleva el nombre de Don Perico, un vecino conocido en el barrio. Su nombre verdadero era Pedro Gigena originario de Puerto las Cuevas, Entre Rios . Se afincó en un rancho de nuestras barrancas por los años 50.


Según contó a éste medio el músico y poeta Guado García “Don Perico era un hombre de muchos oficios, entre ellos, pescador. Un ser muy amable y solidario con toda la vecindad”. Guado recordó que “a su rancho llegaban muchos amigos que él supo ganarse por su gran corazón” y agregó que “en ese lugar crecimos nosotros de adolescentes, y aprendimos bastante la cultura del hombre de río y mucho de su humildad”.


La callejuela no tenía nombre hasta que Guado junto a un grupo de vecinos tramitaron en 1985 en el concejo local el nombramiento de la cortada como Don Perico, porque era un camino directo a su rancho. “Se pudo hacer gracias a la intervención de aquella época del concejal Héctor ‘Tito’ Acosta”, comentó García.

Carmelo De Ninis, la calle más nueva


La via es la más reciente de todas. Nació como Carmelo De Ninis cuando en 2003 Alfredo Secondo decidió abrir el camino detrás de los terrenos de la Ex Dipos para unir, desde la prolongación de Chacabuco hasta Ameghino, los barrios Centro y Correo. Hoy es una arteria fundamental para descongestionar el tránsito de la Ruta 11.


Carmelo De Ninis fue el último inmigrante emprendedor de la ciudad. Llegó de Italia de muy joven y luego de crear sus emprendimientos privados, Carmelo se abocó a trabajar para la comunidad. Fue uno de los creadores del Centro Comercial e Industrial de Baigorria en los 60’ y ya en los 90’ fue el fundador y presidente durante muchos años del Centro de Jubilados de barrio Centro.


El tano era incansable. Siempre activo, siempre con algún sueño entre ceja y ceja. Por eso a principio de éste siglo Carmelo soñó con una Asociación Italiana que pudiera ser el punta pie de una gran institución capaz de albergar una escuela primaria y otra secundaria, ambas bilingües, como también un amplio espacio recreativo. Fue así que su última gran idea nació, hoy en día en los terrenos de Orsetti y De Ninis se levanta la Asociación Italiana de Granadero Baigorria que lleva su nombre tras su muerte.


El concejo deliberante cuando tuvo que decidir el nombre de la nueva calle no dudó. Podría haberle conservado el nombre de Chacabuco por la extensión del camino que ya lleva esa nomenclatura, pero se definió por el tano bueno, incansable y solidario.

Carlos Sylvestre Begnis, la ruta del gobernador


La ruta que lleva su nombre es la 34 S que conduce a Ibarlucea. Atraviesa barrio Los Robles, costeando el Hogar Escuela, Martín Fierro, Marista y la zona Rural del pueblo. Muchas veces olvidada, con un precario estado del suelo, el camino fue asfaltado y puesto en condiciones hace unos años.


Carlos Sylvestre Begnis no era un vecino de Baigorria, sólo tenía su estancia en la casa que aún se conserva por la calle que lleva su nombre y la Autopista a Santa Fe. En la actualidad la vivienda pertenece a un empresario local vinculado con la industria del aceite automotor.


Fue médico, pero se destacó por ser dos veces gobernador de la provincia (1958 – 1962 y 1973 – 1976). En las dos ocasiones fue derrocado por golpes de estado.


Dos obras marcaron su gestión: el Túnel Subfluvial Hernandarias, que une Santa Fe y Entre Ríos en el marco del río Paraná y la Autopista Brigadier Estanislao López, que vincula Rosario y Santa Fe.
Murió de leucemia aguda en 1980, a los 77 años de edad.