El represor, genocida, también conocido como Ángel Rubio y Ángel de la Muerte, Alfredo Astiz, dijo que "nunca" va a "pedir perdón por defender" a la "patria".

Al mismo tiempo espetó que debiera ser juzgado por "un tribunal militar", ya que -según sus palabras- ese sería el escenario donde él debiera explicar su actuación durante la dictadura Cívico Militar.

Lo afirmó al pronunciar sus últimas palabras en el proceso por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la actual ex ESMA, Escuela de Mecánica de la Armada, donde funcionó un Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio.

Astiz aseguró que fue juzgado "tres veces" -todos con resultado de prisión perpetua- por el crimen de la joven sueca Dagmar Hagelin y desconoció los delitos por los cuales está acusado, así como aquellos por los que ya fue condenado, al denominarlos "supuestos hechos ocurridos en la Escuela de Mecánica de la Armada".

Además del negacionismo del terrorismo de Estado, Astiz habló -ante el Tribunal Oral Federal 5 (TOF5) que lo juzga- de de "terrorismo judicial"; dijo que los hechos que involucran a los mapuches son hechos subversivos, y que se trata de "una guerra sin tiempo".

Dijo además que el TOF5 es un "ilegítimo tribunal" a cargo de un "ilegítimo juicio". Reivindicó, por otra parte, la "obediencia debida" en las Fuerzas Armadas. Los otros dos imputados en la causa son Ricardo Cavallo, quien dijo ser "inocente", y el oficial médico Rogelio José Martínez Pizarro, quien aseguró no haber participado "en ninguno de los partos de la ESMA".

Uno de los hechos curiosos, además de la exposición de Astiz, errática y violenta, fue que el Tribunal Oral Federal dispuso desalojar de la sala de audiencias a todos los menores de 18 años que colmaban el recinto. Un centenar de chicos de escuelas secundarias que habían concurrido a la audiencia dentro del "Programa de Escuelas en los Juicios", fueron retirados del salón a pedido del abogado defensor Guillermo Fanego.

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